En medio de la creciente complejidad de las amenazas cibernéticas, una verdad sigue siendo evidente: las personas, incluidos los usuarios autorizados y los atacantes externos, están en el centro del riesgo de ciberseguridad. Aunque el elemento humano del riesgo de ciberseguridad es ampliamente conocido, las complejidades del lugar de trabajo moderno hacen que sea cada vez más difícil para las personas tomar decisiones informadas sobre datos confidenciales, riesgos digitales y protocolos de seguridad:
- Para cada mensaje que reciben, deben evaluar rápidamente si es legítimo, a menudo basándose en pistas tan sutiles como el tono, la ortografía, la gramática y el formato.
- Al manejar datos sensibles, deben equilibrar la necesidad de acceder y usar información con el imperativo de protegerla de partes no autorizadas.
- Al navegar por la nube, deben tomar decisiones de alto riesgo sobre la confianza y el riesgo en tiempo real cuando se encuentran con solicitudes de autorización.
El gran volumen de estas decisiones, a menudo tomadas bajo coacción o con información limitada, puede llevar a una toma de decisiones subóptima. Además, existen sesgos cognitivos inherentes que influyen en el proceso humano de toma de decisiones, entre ellos:
- Sesgo de confirmación, la tendencia a priorizar patrones familiares sobre anomalías sospechosas.
- Sesgo de disponibilidad, la confianza en experiencias recientes en lugar de evidencia objetiva.
- Fatiga cognitiva, la disminución de la capacidad de razonar de manera efectiva después de una exposición prolongada a alertas y advertencias de seguridad.
Estos factores crean una tormenta perfecta de incertidumbre, en la que incluso las personas más bien intencionadas pueden comprometer inadvertidamente la seguridad de la organización. Además, los atacantes buscan constantemente explotar estas vulnerabilidades, a menudo utilizando sofisticadas tácticas de ingeniería social que manipulan a los usuarios para que realicen acciones que pueden parecer benignas. Esta incertidumbre se ha intensificado aún más con los recientes avances en genAI, que los atacantes utilizan para interactuar con sus víctimas de una manera aún más personalizada y convincente.
Este informe examina algunos de los riesgos más significativos que enfrentan las organizaciones en todo el mundo y explora las estrategias exitosas de ciberseguridad que las organizaciones han adoptado para gestionar esos riesgos. Se centra en cuatro tipos de riesgo de ciberseguridad:
- Riesgo de ingeniería social: Los adversarios intentan explotar el comportamiento humano y eludir las medidas de seguridad Usar mensajes de phishing a través de varios canales, sitios web maliciosos, troyanos y otras tácticas.
- Riesgo de las aplicaciones personales: La ubicuidad de las aplicaciones personales en la nube en la empresa ha creado un entorno en el que los usuarios, a sabiendas o sin saberlo, utilizan aplicaciones personales para procesar información confidencial, lo que provoca la pérdida de control de la organización sobre los datos y posibles violaciones de datos.
- Riesgo de la IA generativa: Las promesas de la genAI han inspirado a un porcentaje cada vez mayor de personas y organizaciones a utilizar una variedad de genAI para mejorar su productividad o la calidad del trabajo, lo que a menudo resulta en la divulgación de información confidencial a terceros no autorizados.
- Riesgo de adversarios: Los adversarios altamente motivados suelen estar bien dotados de recursos, ser sofisticados y persistentes en sus intentos de infiltrarse en una organización.
En el resto de este Informe se analizan estos cuatro riesgos con más detalle, centrándose en las tendencias observadas a lo largo de 2024 y en 2025.