El futuro está llegando más rápido de lo que se piensa.
Para 2030, se espera que los vehículos totalmente automatizados representen el 12% de las ventas mundiales de vehículos, una cifra que aumenta hasta el 20% en el caso de las ventas de vehículos nuevos en China. Mañana, 1 de diciembre, saldrán de la cadena de producción de Tesla los primeros camiones eléctricos semiautónomos con una autonomía de 800 km – destinados a Pepsi.
También faltan siete años para que los chips superen los 300.000 millones de transistores, prueba de que la Ley de Moore, según la cual el número de transistores en los microchips se duplica aproximadamente cada dos años, sigue viva y vigente. Iba a decirles que estas cifras se acercan mucho a la capacidad de procesamiento del cerebro humano, pero aún nos queda camino por recorrer, ya que una sola neurona humana supera a un solo transistor semiconductor... de momento.
Y el año que viene Norteamérica superará los 13 dispositivos conectados por persona (Europa Occidental llegará a los 9 y la media mundial superará los 3,6).
Así que repito: el futuro está llegando más rápido de lo que se cree. Y a la vista de estos titulares, es comprensible que, aunque he participado en muchas conversaciones con líderes empresariales en los últimos meses, todas hayan compartido un hilo común: ¿cómo mantener el ritmo y prosperar en este mundo futuro?
Empezaré tranquilizándolos: estos cambios no deberían sorprenderles, ya que las organizaciones llevan perfeccionando excelentes mecanismos de adaptación desde alrededor de 2020. En este futuro, los empleados están dispersos, la infraestructura y el software están descentralizados en la nube y los datos siguen creciendo exponencialmente (tanto en creación como en uso). Pero todas estas son condiciones que ya estamos atendiendo.
A partir de las enseñanzas extraídas de estos cambios recientes, creo que hay tres áreas fundamentales a las que los líderes digitales deben dar prioridad para posicionar mejor su organización de cara al éxito en este futuro tan cambiante. Estas áreas fundamentales son:
- Transformación del talento y las competencias en seguridad y redes, que—según Gartner—incluye la priorización de:
- Contención y remediación de incidentes
- cloud security
- Gestión de riesgos de terceros
- Principios de confianza cero
- Protección de datos
- Transformación de la red, incluyendo:
- Eficiencia de costos
- Modernización "directo a la red”
- Enrutamiento y selección de rutas
- Redundancia, resiliencia y disponibilidad
- Gestión de la experiencia digital
- Transformación de la seguridad, incluyendo:
- Enfoques basados en la identidad y el contexto
- Visibilidad y respuesta en tiempo real
- Gestión de riesgos y control de procedimientos
- Integración de ecosistemas
- Formación de los empleados en tiempo real
Las subcategorías de los imperativos de la transformación de la red y la seguridad se han extraído de la investigación realizada con CIOs y CISOs en una serie de talleres de IDG celebrados en los últimos meses. En esas conversaciones me animó mucho escuchar el fuerte consenso de que estas transformaciones no pueden ocurrir de forma aislada, tanto porque la ejecución se convierte en un reto político como porque los resultados serán limitados. Además, cada vez se entiende mejor que los programas Secure Access Service Edge (servicio de acceso seguro en el borde o SASE) son una convergencia natural de estas prioridades. Los "requisitos imprescindibles" en materia de redes y seguridad están impulsando SASE, y SASE también tiene la clave para subsanar las carencias de competencias mediante la automatización, la inteligencia práctica y la subcontratación del soporte.
Aunque se aconseja a los departamentos de redes y seguridad que funcionen, se transformen y crezcan de forma similar a la mayoría de las unidades de negocio, se les está pidiendo que lleven a cabo proyectos críticos para apoyar la enorme aceleración de la transformación del negocio. Por supuesto, puede ser fácil olvidarse de hacer una pausa y evaluar el éxito. Pero las conversaciones de las que he formado parte muestran que los líderes digitales están optimizando el valor para el negocio encontrando el equilibrio adecuado entre agilidad, riesgo y costo; una metodología que nos servirá a todos a la hora de determinar nuestro rumbo hacia el futuro.
El futuro está llegando más rápido de lo que pensamos. Y la innovación que trae consigo nos desafiaría incluso si nuestro presente no fuera ya política, social y económicamente incierto. En la “Encuesta a CEOs y altos ejecutivos de empresas” de Gartner de 2022, los CEOs situaron por primera vez la sostenibilidad medioambiental entre sus 10 prioridades principales. Asimismo, el 62% de los directivos considera que la inflación es un problema persistente o a largo plazo, y el 48% de los directores financieros (CFOs) encuestados cree que la volatilidad de la cadena de suministro perdurará más allá de 2022.
El futuro de nuestras organizaciones, nuestra sociedad y nuestra economía no será el mismo que el presente. Para prosperar, los líderes digitales necesitan rediseñar continuamente la forma en que apoyamos a nuestras organizaciones—lo que incluye un replanteamiento de las arquitecturas tecnológicas, los equipos humanos y el talento, y nuestro enfoque de las cadenas de suministro y los proveedores. El cambio estratégico, proactivo y casi constante es la forma de estar preparados; y tenemos que estar preparados—porque el futuro está llegando más rápido de lo que piensa.